En los últimos meses de cuarentena las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han disminuido alrededor del 17% (hasta principios de abril) comparado con el promedio del año pasado, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
Antes de la pandemia por COVID-19, las emisiones de CO2 estaban incrementándose 1% cada año durante la década pasada. Aunque se estaba dando un rápido crecimiento de energías renovables, estas no estaban remplazando a los combustibles fósiles, sino que estaban desplegándose a la par, mientras que las emisiones de CO2 del transporte seguía incrementándose.
En diciembre de 2019 apareció la emergencia por COVID-19 y en marzo de 2020 fue declarada una pandemia. De acuerdo con los autores, las políticas impuestas por los gobiernos han alterado los patrones de consumo de energía alrededor del mundo. El cierre de fronteras, el confinamiento, la reducción del transporte y la modificación resultante de los patrones de consumo son las causas de la disminución. En específico el transporte sería el causante de la mitad de la reducción de CO2.
Sabemos que no existen sistemas para monitorear las emisiones de CO2 en tiempo real, incluso que los reportes de emisiones globales de CO2 se liberan incluso meses o años después del final del año calendario. Los autores del artículo realizaron su investigación con datos disponibles en tiempo real, tales como: consumo de electricidad en algunas regiones, uso de combustibles fósiles de algunos países, las tendencias de consumo ante otras crisis previas, y las políticas establecidas por los gobiernos. El resultado fue una medición cuantitativa del cambio relativo comparado con las condiciones pre-COVID.
El estudio se centró en 69 países, 50 estados de los Estados Unidos de América y 30 provincias de China, que representan el 85% de la población mundial y 97% de las emisiones globales de CO2. Los sectores económicos fueron la energía eléctrica (44% de las emisiones de CO2 de combustibles fósiles en el mundo), industria (22%), transporte terrestre (21%), edificios públicos y comerciales (4%), residencial (6%) y aviación (3%).
Las emisiones de CO2 por transporte terrestre cayó 36%, impactando en un 7.5% a las emisiones totales al 7 de abril de 2020. Esto es la mayor contribución de la reducción.
Las emisiones del sector eléctrico se vieron disminuidas en 7.4% y en la industria en un 19%. Estos tres fueron los sectores con más efecto en la reducción de CO2. El sector aéreo, aunque se vio muy afectado por las restricciones, solo aportaron en un 10% la disminución a las emisiones de CO2.
Los países donde hubo una mayor reducción de emisiones fueron China, con 23% de las emisiones de CO2. Luego se encuentra Estados Unidos de América con un 20%, Europa con un 12% y la India con una aportación de 9% en la reducción de CO2. Esto es lógico, ya que estas son las regiones que generan una mayor cantidad de gases de efecto invernadero.
El impacto en el resto del año dependerá de la duración y extensión del confinamiento, el tiempo que tome volver a las actividades normales y el grado en el que se vuelva a la vida antes de la cuarentena. El decremento en emisiones de CO2 se espera que sea entre 4.2 y 7.5%, lo que es comparable con las tasas de reducción anuales necesarias en las siguientes décadas para limitar el cambio climático a un calentamiento del 1.5°C. Estos números no se habían observado en los últimos 14 años.
Desafortunadamente estos cambios son solo temporales ya que no reflejan cambios estructurales en los sistemas económicos, de transporte o energéticos. El efecto del confinamiento y los cambios asociados podrían alterar la trayectoria de emisiones de CO2 en el futuro de maneras impredecibles. La lección que si se aprendió es que las respuestas sociales por si mismas, no llevarán a reducciones de CO2 profundas y sostenidas que son necesarias para alcanzar las cero emisiones netas.
Como muestra el estudio, el transporte terrestre es el que mayor responde a cambios económicos y en las políticas públicas. Esta fuente de emisiones contabilizó la mitad de la reducción de CO2 durante la cuarentena. El caminar o andar en bicicleta son formas de transporte que tienen atributos de distanciamiento social que son deseables y a la vez pueden ayudar a disminuir las emisiones de CO2 y la contaminación atmosférica. Existen ciudades como Bogotá, Nueva York, Paris y Berlín que están transformando el espacio público para que haya mayor espacio peatonal y ciclovías. Si estos cambios fueran permanentes, existe el potencial de fomentar la reducción de CO2 en el futuro cercano.