Si has visitado alguna de las zonas de conservación de Nuevo León, es probable que te hayas topado con la presencia de algún perrito de la pradera mexicano (Cynomysmexicanus). El perrito de la pradera está catalogado como una especie en peligro de extinción en la Norma Oficial Mexicana NOM-59 Semarnat 2010, por lo que es sumamente importante su protección. El perrito de la pradera vive en valles entre montañas y, hierbas y pastos, rodeados usualmente por vegetación madura del desierto.
El reporte “Programa de acción para la conservación de las especies perrito llanero cola negra y perrito llanero mexicano”, elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en 2018, sitúa a Nuevo León como la región más amplia con presencia de la especie, específicamente en el municipio de Galeana.
Esta especie es clave, ya que brinda diversos servicios medioambientales. De acuerdo con el estudio, el cavar sus madrigueras subterráneas favorece la fertilidad de suelos, promueve los pastizales que, a su vez, son alimento de ganado.
Según una publicación de la Comisión Nacional Forestal, el perrito llanero ayuda a mantener la biodiversidad del llano, pues renueva y oxigena suelos, además de fertilizar y controlar poblaciones de arbustos.
Sin embargo, indica que sus principales amenazas son la pérdida de hábitat gracias a actividades como la agricultura y la ganadería. Otra actividad que afecta su hábitat y dificulta la protección del perrito de la pradera es la minería. Aunque no aparece en el reporte, la minería es una de las actividades que acecha a esta especie protegida.
Se han hecho esfuerzos y programas para la protección del perrito de la pradera, mediante asociaciones en Coahuila, San Luis Potosí y Nuevo León, destacando el programa de conservación y reproducción creado por el El Museo del Desierto.