El cambio climático y la pandemia tienen causas e impactos distintos, sus efectos pueden adherirse, dejando una sensación de vulnerabilidad o desesperanza. Así, va surgiendo un dilema agobiante: elegir a cuál crisis dar prioridad o como enfrentar ambas.
El cambio climático y la pandemia han dejado en evidencia que no conocen fronteras, que afectan por igual a la humanidad y que solo acciones coordinadas y decididas producen cambios relevantes para enfrentarlos. En un escenario global de pesimismo, incertidumbre y deshumanización, las mismas actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad también impulsan el riesgo de pandemia a través de sus impactos en el medio ambiente.
Los cambios en la forma en que se emplea la tierra; la expansión e intensificación de la agricultura; el comercio, la producción y el consumo insostenibles perturban la naturaleza y aumentan el contacto entre la vida silvestre, el ganado, los patógenos y los seres humanos. Este es el camino hacia las pandemias.
El cambio climático y la pandemia pueden enfrentarse considerablemente mediante la reducción de las actividades humanas que impulsan la pérdida de la diversidad biológica, una mayor conservación de las zonas protegidas y medidas que reduzcan la explotación insostenible de las regiones de gran diversidad biológica. Esto reducirá el contacto entre la vida silvestre, el ganado y los seres humanos y ayudará a prevenir la propagación de nuevas enfermedades y por lo tanto la reducción de la pandemia.
Los planes y medidas de recuperación para enfrentar los efectos socioeconómicos de la pandemia de COVID-19 deben ir de la mano con acciones climáticas y compromisos internacionales ambiciosos a fin de evitar impactos más desastrosos y de mayor alcance que los provocados por la crisis sanitaria hasta el momento. Ello permitirá no solo la protección y preparación de las personas para futuras crisis sanitarias, sino también la preservación de la salud de la vida en el planeta.